Vamos a suponer que tienes 25 años y entre que eres de esos que le “tomas prestado” las monedas y billetes que deja tu papá en su buró, tu abuela espléndida te da tu dinerito de navidad y tienes un tío soltero que eres el afortunado de ser su favorito.
Encima de esas bendiciones, resulta que eres un cuate bastante “bien administrado”, por lo que juntaste $25 mil pesitos que no sabes qué hacer con ellos.
Ahora, como todo en la vida, tienes varias opciones a elegir. Lo único que no cambia es que sabes que esa lana no la necesitas y pretendes no tocarla hasta tu jubilación (ósea en unos 40 años).
Bien, pues tus opciones son invertir, ahorrar o simplemente dejarlo sentado en tu cuenta bancaria.
Invirtiendo esos $25 mil pesos durante 40 años en un portafolio con perfil de riesgo elevado, (en el cual se busca el más alto rendimiento mediante inversiones sistemáticas) se puede esperar un retorno de 10% anual considerando dicho plazo.
Si ese mismo dinero lo metes a un fondo de ahorro de renta fija que te ofrecen los bancos y que sin darte cuenta te cobran unas comisiones interesantes por manejar dicho fondo, digamos que todo ese tiempo tienes un retorno anual de 3% con el cual encoges los hombros y dices “no está tan mal.”
En el último de los casos, eres un cuate medio disperso que no tenías tiempo para invertir esos pesitos que no son “gran cosa,” por lo que lo dejas olvidado en tu cuenta bancaria que te paga el 1% anual (y te fue bien).
Los resultados de estos 3 escenarios son los siguientes. ¿Estás list@?
- 1a inversión: Retorno anual 10% = $1,131,481.00 MXN
- 2a Inversión: Retorno anual 3% = $81,551.00 MXN
- 3a inversión: Retorno anual 1% = $37,222.00 MXN
Como puedes ver, mantener un portafolio de inversión con una estrategia disciplinada y un horizonte a largo plazo puede hacer toda la diferencia. Los intereses se van sumando al capital inicial y van generando más intereses sobre este.
Se puede decir que el interés se capitaliza o que tiene un efecto multiplicador. ¿Quieres seguir ahorrando o no pelando tu dinero?